NADIE ME DIRÁ CÓMO DAÑARTE: Érase una vez, por allá por septiembre, una telenovela que prometía. Se llamaba Nadie me dirá cómo quererte y era la esperanza de los televidentes que buscaban algo de calidad en este depauperado género dramático o dramáticamente depauperado género, da igual. La boa nació bien, se desarrolló bien y, exceptuando algunos “detallitos”, parecía ir por el buen camino. De repente, entre diciembre y enero, algo sucedió. La que prometía ser una buena telenovela llegó a marzo convertida en una caricatura de sí misma: situaciones sórdidas y escabrosas, personajes sufriendo metamorfosis kafkianas –de forma, no de fondo-, giros incoherentes en algunas historias, cursilerías estúpidas en otras y lo peor: mucho, pero mucho, lugar común mexicano. ¿Qué pasó allí? No tengo idea, pero me estoy dando cuenta que últimamente, más cuando no hay un asesino, la pluma de Martin Hahn es como la selección de fútbol holandesa: empieza muy bien, juega de manera espectacular, y termina muy mal.
ROMÁN LOZINSKI: Interesante la jugada de Globovisión de pasar al esposo de la Vacarella de las 5:30 AM a las 9:00 PM para conducir la emisión estelar de Noticias Globovisión. Aunque el primer día lo vi algo serio, cosa natural, al tiempo ya estaba bastante suelto dándole un aire de frescura al noticiero. La camaradería se ve y siente dentro del estudio. Ahora bien, Del dicho al hecho, el programa que sustituye a Es Noticia, no termina de convencerme. Bonito estudio y todo, pero algo le falta. Con Román todo era ordenado, metódico, bien llevado, mientras que con Jesús Torrealba el programa es una desordenada carrera contra el tiempo en la que además usa –y abusa de- los últimos minutos para entrevistas e información comunitaria, cosa que es excesiva para un formato de media hora. Esa sí que no me gustó.
SE DETESTAN: Y hablando de los cambios, tengo que decir algo de Tres para las nueve. Globovisión parece creer que porque la fórmula de tres periodistas en estudio le funciona bien los sábados por la noche, también ha de pasar lo mismo de lunes a viernes a las 9 de la mañana. Generalmente no suele suceder así en la TV, pero será el rating quien decida. Ahora bien, de lo poco que he visto sólo puedo decir una cosa: Ana Karina Villalba –“chupetica de ajo”- y Maria Elena Lavaud se detestan. Son aceite y agua las dos periodistas, y por más que doña Alba Cecilia trate de disimular y unirlas, la tensión se nota en el estudio…y se corta con un cuchillo.
SE VE VENIR: Viendo la prensa deportiva de la madre patria me convenzo de algo: Florentino Pérez será presidente del Real Madrid. Vuelve el mafioso con cara de buena gente que transformó a mi glorioso equipo en una vergüenza “galáctica” y a punta de malas artes robó y “traspasó” jugadores cómo le dio la gana. Uyuyuy.¿CALLE LUNA, CALLE SOL?: En general pinta bien…pero yo es que ya no me fío de ninguna novela, así que démosle un poquito más de tiempo para hablar con propiedad.
GENIAL: Eso de ser articulista político de la prensa dominical es algo bastante complicado, más si se escribe para El Nacional o El Universal donde la competencia es dura. En este último han optado por darle una posición privilegiada a Carlos Blanco, quien domingo a domingo demuestra por qué los amigos del casi centenario diario no se han equivocado. De la columna de ayer extraigo este párrafo donde en el que magistralmente retrata lo que vivimos ante el anuncio de las medidas económicas, y cómo funciona el mecanismo. A pesar de lo largo, no tiene pérdida.
“Existe una teoría desarrollada por el doctor Karmelaag Lauristee, denominada la Teoría de las “2B” o “The Two Balls’Theory” en la Universidad de Haaagarkips. Esta doctrina ha descubierto la forma que usa Chávez para dominar: deja correr el rumor según el cual va a ordenar a los militares que les corten las criadillas a todos los varones, mayores de edad y de este domicilio.
Se desata entonces un susto general; el elemento masculino, atemorizado, abandona las calles, y cuando camina, entrecruza las piernas, para protegerse porque anda con el susto en las dos manos. Los voceros oficialistas dejan correr el rumor que confirma la aproximación de la escabechina testicular. El Indepabis, que aterroriza pulperías y almacenes, inicia la requisa de expendios de bisturíes, escalpelos y navajas; lo cual hace más creíble que el líder viene, y viene bravo, tumbando y capando.
Una vez que se ha difundido la especie de que el caudillo ha ordenado pasar por las armas a todos los pares de glándulas poseídas por despavoridos varones, y que el sobresalto se ha esparcido por la comarca, Chávez se presenta en cadena nacional. Inicia su tradicional excursión por ninguna parte, que si el capitalismo se cae pasado mañana, que si los ricos no caben por el ojo de una aguja –salvo que se pongan en fila-, que si Fidel –“how are you Fidel?”-, para proseguir con cifras que no maneja y que le pregunta al poeta Alí –“porque tú eres poeta, Alí”- y al cuentista Jorge Giordani –“porque tú escribes o, al menos, cuentas cuentos, ¿no?”-. Una vez que tiene exasperada a la audiencia, que aguarda encogida el anuncio del capamiento bilateral masivo, el hombre afirma que no era verdad lo que esos neoliberales decían, que y que se las iban a cortar las dos, que ésos eran meros inventos de la burguesía porque sus insensibles miembros siempre han extirpado de a dos. “Yo –dirá en estado de éxtasis histórico- anuncio desde Palacio, que nadie debe temer en relación con la supuesta extracción de su par, pues yo no lo permitiría jamás. Y a pesar de lo que algunos han dicho, y de lo que hasta gente del gobierno me ha recomendado, he decidido que se corte nada más una. Una sola. Los varones de la patria seguirán con su otra, que es suficiente para cualquier menester en que sean indispensables. ¡Eh! ¡Eh!, pensaban que seríamos inhumanos y crueles, ¿no? Y una vez más la revolución ha sido generosa: vamos a permitirles a todos los varones que tengan una, para que continúe la reproducción de la especie y se tome nota de nuestra grandeza”.
Así, el caudillo logra el propósito. El país respira aliviado; la cosa no era tan grave como decían los economistas. No hubo paquete neoliberal. No hubo anuncios desgraciados; por el contrario, hasta hubo aumento del sueldo mínimo y arreglo por trascorrales del conflicto del Metro de Caracas. Un pequeño aumento del IVA y eso sí, la rebaja de todos los gastos suntuarios y salarios excesivos. El país que creía que el elemento masculino iba a perder las dos; respira, descansado, porque sólo perderá una y como los dirigentes son optimistas, no pensarán en la que se pierde, sino en la que se conserva. ¡Uf!”
