Cuando no es una cosa es la otra. Si no es el gobierno haciendo tonterías, es la GN echando “gas del bueno”, y cuando no son ninguno de éstos, pues bien cae una gripe porcina e inclusive un temblor. Es que no salimos de una para entrar en otra.
Hablando un poco más en serio, en realidad fue fuerte lo de esta mañana. Uyuyuyuy, el que diga que no se asustó es porque simplemente no lo sintió, y si lo sintió y siguió durmiendo es porque le queda poca sangre en las venas.
Si me piden definirlo con una palabra esa es pavoroso. Recuerdo haber despertado mientras la cama se sacudía fuertemente, y no había pasado medio segundo cuando ya había adquirido conciencia plena de que lo que estaba sucediendo era un temblor, y no había pasado el otro medio segundo cuando ya estaba levantada yendo al “triángulo de vida” que me corresponde en la casa y gritando como loca para que los demás hicieran lo propio.
Al rato paró, nos encontramos todos en el pasillo, regresé al cuarto por la cartera y los teléfonos, de allí a la sala; ya el señor Farol había abierto la puerta y la reja, bajamos con calma y estuvimos afuera un rato con los vecinos, que eran muchos, por cierto, ya que tenemos la (des)dicha de vivir en una zona altamente sísmica por donde, incluso, hay una falla.
El de las 10:16 lo sentimos la abuela Farol y yo, que éramos las únicas que estábamos en la casa. Menos fuerte, pero igual de pavoroso. La misma sensación de indefención, de temor, de desconcierto; el mismo vacío en el estómago generado por esa incertidumbre de no saber si al segundo siguiente para o se hace más fuerte, si es una réplica o un terremoto de verdad, verdaíta. Feo, feo.
Al tratar de hace memoria me doy cuenta que todavía tengo algunas lagunas mentales, sin embargo, lo que recuerdo clarito es que el temblor de esta mañana fue muchísimo más fuerte que el de hace un mes. Bien lo resumió la abuela Farol en una frase: “Al despertarme lo que pensé es que el de hace tiempo había sido un temblor, y este sí era el terremoto”.
Jesse ha dicho que según los oráculos, digo, según los modelos teóricos por él consultados, lo de hoy “difícilmente…puede repetirse en menos de mil años”, pero como Chaca-Chaca-Chacón no es precisamente alguien de fiar, a menos, claro, que se le quiera consultar sobre asaltos armados a canales de TV o cómo volver banquero a tu hermano taxista, pues yo prefiero seguir alerta…y que Dios nos agarre confesados.
Hablando un poco más en serio, en realidad fue fuerte lo de esta mañana. Uyuyuyuy, el que diga que no se asustó es porque simplemente no lo sintió, y si lo sintió y siguió durmiendo es porque le queda poca sangre en las venas.
Si me piden definirlo con una palabra esa es pavoroso. Recuerdo haber despertado mientras la cama se sacudía fuertemente, y no había pasado medio segundo cuando ya había adquirido conciencia plena de que lo que estaba sucediendo era un temblor, y no había pasado el otro medio segundo cuando ya estaba levantada yendo al “triángulo de vida” que me corresponde en la casa y gritando como loca para que los demás hicieran lo propio.
Al rato paró, nos encontramos todos en el pasillo, regresé al cuarto por la cartera y los teléfonos, de allí a la sala; ya el señor Farol había abierto la puerta y la reja, bajamos con calma y estuvimos afuera un rato con los vecinos, que eran muchos, por cierto, ya que tenemos la (des)dicha de vivir en una zona altamente sísmica por donde, incluso, hay una falla.
El de las 10:16 lo sentimos la abuela Farol y yo, que éramos las únicas que estábamos en la casa. Menos fuerte, pero igual de pavoroso. La misma sensación de indefención, de temor, de desconcierto; el mismo vacío en el estómago generado por esa incertidumbre de no saber si al segundo siguiente para o se hace más fuerte, si es una réplica o un terremoto de verdad, verdaíta. Feo, feo.
Al tratar de hace memoria me doy cuenta que todavía tengo algunas lagunas mentales, sin embargo, lo que recuerdo clarito es que el temblor de esta mañana fue muchísimo más fuerte que el de hace un mes. Bien lo resumió la abuela Farol en una frase: “Al despertarme lo que pensé es que el de hace tiempo había sido un temblor, y este sí era el terremoto”.
Jesse ha dicho que según los oráculos, digo, según los modelos teóricos por él consultados, lo de hoy “difícilmente…puede repetirse en menos de mil años”, pero como Chaca-Chaca-Chacón no es precisamente alguien de fiar, a menos, claro, que se le quiera consultar sobre asaltos armados a canales de TV o cómo volver banquero a tu hermano taxista, pues yo prefiero seguir alerta…y que Dios nos agarre confesados.
3 comments:
Me gustó muchísimo el post, especialmente las cosas en que es experto el ministro.
¿Cuando habrá otro temblor para que escribas en tu blog? Mas perezosa
menos mal que la guardia les hecho gas en otras épocas les echaban plomo del bueno.
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