¿Qué va a pasar ahora con los estudiantes?

El término que mejor define el ánimo de la inmensa mayoría del país es el de incertidumbre. El ¿qué va a pasar ahora? ha pasado a ser la nueva pregunta de las 50 mil lochas, por cuya respuesta se desviven desde brujos hasta analistas, pasando por los habladores de siempre. Todos tienen una teoría, todos dan una opinión, todos lo ven desde sus respectivos cristales.

Sin jugar a ser analista o adivina, creo que a todas luces la protesta estudiantil se va a ver “disminuida” en estos días. Pongo disminuida entre comillas porque me refiero en concreto a las manifestaciones de calle, marchas etc, las cuales se tomaran un receso. A partir del lunes vuelven las clases y seguramente los estudiantes con la reprogramación que se ha hecho van a tener estas últimas semanas antes de terminar el semestre full, por lo que tiempo no es precisamente lo que les sobrará para protestar.

Algunos verán con mucho recelo, desgano, y hasta frustración todo esto, “se perdieron 2 semanas, no se logró nada, y a partir del lunes volvemos al país normal de siempre” es lo que dirán. ¿Pero realmente es así? Yo creo que no. En primer lugar debo decir que en éstas 2 semana, aunque no nos devolvieron a nuestra querida y extrañada RCTV, aunque no se aclaró el asunto con las concesiones de las radioemisoras, y aunque Chávez y los suyos siguen mandado como siempre, los estudiantes lograron mucho: Demostraron que este país les duele y que están dispuestos a luchar por él y por sus derechos; que están allí y saben como hacerse respetar y escuchar; que no se dejan amilanar por los cuerpos represivos del gobierno; que no se dejan usar por nadie; que tienen la capacidad de hacer bailar al gobierno al son que toquen; y en definitiva que tienen con qué.

Ante un gobierno que en el fatídico amanecer del 28 de Mayo, habiéndose consumado el peor zarpazo a la libertad de expresión, se veía como un gigante poderoso que había aniquilado al más fuerte de sus enemigos, y comenzaba a cubrir el país con un oscuro manto de censura y terror, apareció inesperadamente un grupo de estudiantes que alzó la voz, se hizo sentir y rasgó tan terrorífico manto. De un momento a otro ese sentimiento de derrota, dolor, resignación, impotencia, miedo y frustración, se cambió por el de esperanza. No fue como los infaustos 16 de Agosto o 4 de Diciembre, cuando después de la derrota el país se veía huérfano, solo y desahuciado. ¡No! Aquí apareció de repente un grupo, que con su irrupción borró las sonrisas estúpidas de las caras de los poderosos y les cambió el exquisito sabor de las mieles del triunfo, por una amarga preocupación. Eso ya es un logro. El haber hecho salir al sol de nuevo, cuando una forzada, oscura y eterna noche nos cubría puede considerarse uno de los mayores logros de la época. Nos devolvieron la esperanza, y el espíritu de lucha.

En segundo lugar deberíamos evaluar si a partir del lunes volvemos al país de siempre con la realidad de siempre. Que la calle esté un poco más calmada en los días por venir, no quiere decir que la lucha no continúe, y que el espíritu crítico, libertario y luchador de los estudiantes haya desaparecido. Más bien se toma un descanso, pero sigue allí recobrando fuerzas para cuando sea necesario. ¿Y es oportuno este descanso? Yo considero que si, y creo que los estudiantes están teniendo la visión que no ha tenido la oposición en estos años, y precisamente por eso no se han dejado llevar por el inmediatismo, lanzándose a la aventura de un paro estudiantil indefinido hasta que logren lo que buscan, y que a la final traería como resultado perder el semestre y debilitarse aún más.

Esta lucha es a largo plazo, y ahora es que va pa largo. Por eso debemos tener no solo cautela, sino saber cuando actuar y cuando tomar un receso. Pero mañana y los demás días aunque no los veas y no los oigas en las calles, recuerda que allí en sus aulas, en el sitio que les corresponde, están ellos: ideando, maquinando, imaginando, y pensando qué cosa nueva hacer y con qué sorprender. Quizás cuando menos te lo esperes te sorprendas al verlos de nuevo en la calle, o en un centro comercial, o en el metro, o donde el ingenio los lleve...quien sabe. Lo cierto señores, es que so pena de ser acusada de intento de magnicidio, termino esto con una frase de Blades:

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¡Tengan fe, que esto no se acaba aquí!