La Piedrita atenta contra su residencia y declara a Marta Colomina “objetivo de guerra”

Con total impunidad. Así siguen actuando los delincuentes del grupo guerrillero La Piedrita que hoy, nuevamente, hicieron de las suyas y atacaron con todo el desparpajo del mundo la residencia de Marta Colomina.

El modus operandi fue el de siempre: se acercaron a su edificio y lanzaron una bomba lacrimógena acompañada de unos panfletos donde se declara a la periodista “objetivo de guerra”; es decir, la incluyen en la lista de personas a asesinar en nombre de la “revolución”, Valentín Santana, Nestor Juárez, el Che y sabrá Dios quien más; lista en la que, por cierto, están incluidos el editor de El Nuevo País, Rafael Poleo, y el conductor de Aló Ciudadano, Leopoldo Castillo.

La noticia, aunque se puede leer fácil y rápidamente, es preocupante. Yo invito a mis lectores, que están muy comodones en sus sillas, a que se pongan por un momento en el lugar de Colomina y piensen qué sentirían si un grupo de delincuentes muy bien armados se acerca a su vivienda, donde residen con su familia, y no teniendo suficiente con lanzarles una bomba lacrimógena –sí, de esas que botan un gas blanco que asfixia y hace llorar; y que en teoría sólo están en manos de los cuerpos de seguridad del estado- les dejan una serie de panfletos insultantes con una amenaza expresa de muerte. ¿No se acerca al terror lo que sienten? Yo creo que sí.

Marta Colomina ha de estar sintiendo eso ahora mismo, más aún tomando en cuenta que se trata de una mujer de edad que vive sola con su hija. Sin embargo, Marta es valiente y el miedo no la paraliza ni la amedrenta. Lo ha demostrado a lo largo de estos años cuando teniendo la posibilidad de irse a vivir a España con su familia, ha decidido quedarse en Caracas peleando desde su trinchera periodística a pesar de todo –y con todo me refiero a un atentado contra su persona, la censura en Televen, los juicios sin fundamento y lo sucedido hoy-.

Luego del atentado le declaró a Globovisión: “En lo que a mi respecta…voy a seguir diciendo lo que tengo (el) deber de decir”. ¡Bravo por Marta! Por eso es que yo la admiro tanto y me quito el sombrero una y mil veces ante ella. ¡Qué Dios y la Santa Virgen María la protejan de estos asesinos!