A punto de tragedia. Así estuvieron las cosas anoche en el Estadio Universitario en el juego Caracas-Aragüa, y en vista que los buenos amigos de la prensa deportiva –vamos a pensar que por falta de tiempo- sólo se limitan a hacer someras menciones de los hechos, creo que al tener toda la información, es mi deber contar lo sucedido y lanzar una oportuna advertencia.
Entre las múltiples rivalidades que existen entre los Súper-Leones y otros equipos, una de las que más auge ha tenido en los últimos años ha sido contra los Tigres de Aragüa. El equipo “bengalí” –como lo llaman por allí jaja- jamás nos ha perdonado la final 2005-2006, en la cual le cortamos la seguidilla ganadora y de ese modo le impedimos alcanzar el record de ganar 3 finales seguidas, el cual aún está en nuestras manos. A partir de allí, y de la final que nos ganan con Bobby ex-Yankee ponchándose, nace esta rivalidad que está llegando a extremos peligrosos.
En esta temporada la cosa comienza a ponerse fea en un juego celebrado en el José Pérez Colmenarez de Maracay, con una muy polémica jugada en la que, con el juego empatado a 2 en el 10mo ining y las bases llenas, Carlos Maldonado batea lo que a estas alturas podría considerarse un enorme fly de sacrificio, el cual, por la confusión de los jugadores que estaban en primera y segunda, sirve para hacer un triple play; sin embargo, el que estaba en tercera hace pisa-y-corre y anota la carrera. Los de los Tigres no cuentan con esto y aplican la lógica fácil: triple play, 3 outs, no hay carrera; y se lanzan tremenda celebración al culminar la jugada burlándose de José Castillo y su hacha, tal y como se puede apreciar en el siguiente video.
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Ya por allí la cosa comienza a subir de tono.
Hace poco días, en otro Caracas-Aragüa, los del sonido interno de los Tigres deciden poner la canción de la pantera rosa cada vez que un jugador del Caracas va a batear.
Sigue subiendo la cosa de tono, hasta que ayer todo se conjugó y las cosas llegaron a llegadero.
Comenzando porque en respuesta a la provocación tigrera, en Caracas sonido interno respondió igual y a cada bateador de los Tigres les sonaba la pantera rosa.
Continuando porque en el 8º ining se presenta una situación bastante tensa que vacía las gradas. Tiene su origen en el séptimo cuando Ascanio, vamos a creer por sus antecedentes que sin intención, golpea a Anderson Machado short stop de los Tigres; luego, en ese mismo ining, Víctor Moreno, según la narración, le “recuesta un pitcheo a Castillo”. Llega el octavo y Moreno, que tiene antecedentes suficientes como para pensar que lo hizo intencionalmente, golpea a Josh Kroeguer justo en las costillas, sitio donde no fallan nunca los pitchers a la hora de golpear. El caraquista se molesta, reclama y las gradas se vacían completamente:
Cubillán, que estaba en camiseta, se viste y sale; Quevedo, que estaba aporreadísimo, se traga el dolor y sale; los demás, que estaban vestidos y sanos, salen mucho antes que ellos; y Raúl Chávez, guapetoncito de toda la vida, se va a buscar a Kroeguer, que está en primera, pero lo que recibe es tremendo empujón del enfurecido mánager Frank Kremblas. Comienza el pandemónium y se da un acto inesperado, qué digo inesperado, inesperadísimo: Buddy Bailey, mánager de Aragüa y Frank Kremblas, mánager del Caracas, reviven viejas rivalidades de USA –cuenta la leyenda que Bailey alguna vez le habló de mal de Kremblas a los jugadores del equipo que el caraquista dirigía en Triple A y éste se enteró- y se enfrascan en una fortísima discusión que, de no ser porque un par de peloteros se interponen y los separan, hubiera terminado realmente mal.
Cuando los ánimos se calmaban y todo el mundo comenzaba a irse a las gradas, viene Víctor Moreno y comienza a decirle cosas y a provocar a Kroeguer, que seguía en primera. ¿Consecuencias? Todo el mundo se devuelve y se arma otro pandemónium que obliga actuar a los árbitros. Estos se reúnen para tomar la decisión, va Kremblas a reunirse con ellos y llaman a Bayly que, cobardón, desoye el llamado y ni se acerca; termina la asamblea arbitral con la expulsión de Moreno -que de brazos cruzados sobre la lomita continuaba insultando a Kroeguer- y de Kroeguer que se molesta y lanza fuertemente el casco al suelo.
La pelea parece llegar a su fin hasta que el público se mete y entromete. Sobre el terreno llueven insultos y, peor aún, objetos sólidos. Esto obligan a los Tigres a llamar a los jugadores que están en el bullpen para que se metan en el Club House; mientras que por el lado del Caracas se ve a jugadores señalando al público. Llega seguridad y comienza a hacerse cargo. ¡Qué desastre!
Y terminando porque al final del juego, ya con los ánimos bien caldeados después de todo lo relatado anteriormente, y adoloridos por una derrota 12 a 4, algunos jugadores de Aragüa toman la brillante decisión de buscar a los fanáticos que se sientan detrás de primera para caerse a golpes. ¿Qué es lo que pasa? Según entiendo, por los lados de primera base hay un grupo de anormales -de esos que desgraciadamente siempre ha habido en el Universitario y que aún no se han podido erradicar- que se dedican día, tarde y noche a agredir a los peloteros. Como ellos son estúpidos aplican una lógica estúpida y creen que por el hecho de pagar una entrada tienen derecho a todo; y entonces insultan, lanzan cerveza y hasta objetos sólidos, sin recibir mayor castigo salvo una que otra botada del estadio de vez en cuando.
Algunos jugadores de los Tigres, que tienden a ser bien guapetones y peleones, se pasaron el profesionalismo por el forro de la entrepierna y se pusieron al nivel de estos fanáticos. Azuzados por los de (in)seguridad -que les decían que buscaran a los fanáticos y que a la hora de una pelea ellos los cubrirían para que no los sancionaran- salieron a buscarlos y se plantaron en la puerta del Home Club a esperarlos, en lo que gracias a Dios fue una eterna espera ya que nunca los consiguieron. En la patota de jugadores estaban Román García, José Rada, Francisco Buttó –que, ¡válgame Dios!, se vio involucrado hace tiempo en un asesinato-, entre otros. Dicen que inclusive trataron en algún momento de subirse a las tribunas, pero no pudieron.
Ahora bien, ¿se imaginan uds qué hubiera pasado si estos peloteros llegan a encontrar a esos fanáticos? ¡Por Dios! Una pelea peloteros-fanáticos hubiera podido generar una tragedia de incalculables magnitudes. Estamos hablando de un Universitario con más de 10.000 personas, al final de un juego como de 4 horas, con muchísima gente “entonadita” a punta de cerveza; es decir, el caldo de cultivo perfecto para que se generara una reacción en cadena que no me quiero imaginar yo como habría terminado.
Y ojo, en el estadio el control de arma para el público no es el más idóneo y si hay algo que le encanta a muchos de los peloteros son las armas y se sabe que son muchos los que están armados. Es más, aunque esto no haya salido en los periódicos, hace poco Juan Carlos Ovalles, cerrador de La Guaira, sacó un arma al final de un juego Cardenales-Tiburones y amenazó a los fanáticos. Es decir que existe una probabilidad que a la hora de una pelea de ese tipo hasta armas salgan a relucir. ¿Ven la gravedad del asunto?
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Entre las múltiples rivalidades que existen entre los Súper-Leones y otros equipos, una de las que más auge ha tenido en los últimos años ha sido contra los Tigres de Aragüa. El equipo “bengalí” –como lo llaman por allí jaja- jamás nos ha perdonado la final 2005-2006, en la cual le cortamos la seguidilla ganadora y de ese modo le impedimos alcanzar el record de ganar 3 finales seguidas, el cual aún está en nuestras manos. A partir de allí, y de la final que nos ganan con Bobby ex-Yankee ponchándose, nace esta rivalidad que está llegando a extremos peligrosos.
En esta temporada la cosa comienza a ponerse fea en un juego celebrado en el José Pérez Colmenarez de Maracay, con una muy polémica jugada en la que, con el juego empatado a 2 en el 10mo ining y las bases llenas, Carlos Maldonado batea lo que a estas alturas podría considerarse un enorme fly de sacrificio, el cual, por la confusión de los jugadores que estaban en primera y segunda, sirve para hacer un triple play; sin embargo, el que estaba en tercera hace pisa-y-corre y anota la carrera. Los de los Tigres no cuentan con esto y aplican la lógica fácil: triple play, 3 outs, no hay carrera; y se lanzan tremenda celebración al culminar la jugada burlándose de José Castillo y su hacha, tal y como se puede apreciar en el siguiente video.
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Ya por allí la cosa comienza a subir de tono.
Hace poco días, en otro Caracas-Aragüa, los del sonido interno de los Tigres deciden poner la canción de la pantera rosa cada vez que un jugador del Caracas va a batear.
Sigue subiendo la cosa de tono, hasta que ayer todo se conjugó y las cosas llegaron a llegadero.
Comenzando porque en respuesta a la provocación tigrera, en Caracas sonido interno respondió igual y a cada bateador de los Tigres les sonaba la pantera rosa.
Continuando porque en el 8º ining se presenta una situación bastante tensa que vacía las gradas. Tiene su origen en el séptimo cuando Ascanio, vamos a creer por sus antecedentes que sin intención, golpea a Anderson Machado short stop de los Tigres; luego, en ese mismo ining, Víctor Moreno, según la narración, le “recuesta un pitcheo a Castillo”. Llega el octavo y Moreno, que tiene antecedentes suficientes como para pensar que lo hizo intencionalmente, golpea a Josh Kroeguer justo en las costillas, sitio donde no fallan nunca los pitchers a la hora de golpear. El caraquista se molesta, reclama y las gradas se vacían completamente:
Cubillán, que estaba en camiseta, se viste y sale; Quevedo, que estaba aporreadísimo, se traga el dolor y sale; los demás, que estaban vestidos y sanos, salen mucho antes que ellos; y Raúl Chávez, guapetoncito de toda la vida, se va a buscar a Kroeguer, que está en primera, pero lo que recibe es tremendo empujón del enfurecido mánager Frank Kremblas. Comienza el pandemónium y se da un acto inesperado, qué digo inesperado, inesperadísimo: Buddy Bailey, mánager de Aragüa y Frank Kremblas, mánager del Caracas, reviven viejas rivalidades de USA –cuenta la leyenda que Bailey alguna vez le habló de mal de Kremblas a los jugadores del equipo que el caraquista dirigía en Triple A y éste se enteró- y se enfrascan en una fortísima discusión que, de no ser porque un par de peloteros se interponen y los separan, hubiera terminado realmente mal.
Cuando los ánimos se calmaban y todo el mundo comenzaba a irse a las gradas, viene Víctor Moreno y comienza a decirle cosas y a provocar a Kroeguer, que seguía en primera. ¿Consecuencias? Todo el mundo se devuelve y se arma otro pandemónium que obliga actuar a los árbitros. Estos se reúnen para tomar la decisión, va Kremblas a reunirse con ellos y llaman a Bayly que, cobardón, desoye el llamado y ni se acerca; termina la asamblea arbitral con la expulsión de Moreno -que de brazos cruzados sobre la lomita continuaba insultando a Kroeguer- y de Kroeguer que se molesta y lanza fuertemente el casco al suelo.
La pelea parece llegar a su fin hasta que el público se mete y entromete. Sobre el terreno llueven insultos y, peor aún, objetos sólidos. Esto obligan a los Tigres a llamar a los jugadores que están en el bullpen para que se metan en el Club House; mientras que por el lado del Caracas se ve a jugadores señalando al público. Llega seguridad y comienza a hacerse cargo. ¡Qué desastre!
Y terminando porque al final del juego, ya con los ánimos bien caldeados después de todo lo relatado anteriormente, y adoloridos por una derrota 12 a 4, algunos jugadores de Aragüa toman la brillante decisión de buscar a los fanáticos que se sientan detrás de primera para caerse a golpes. ¿Qué es lo que pasa? Según entiendo, por los lados de primera base hay un grupo de anormales -de esos que desgraciadamente siempre ha habido en el Universitario y que aún no se han podido erradicar- que se dedican día, tarde y noche a agredir a los peloteros. Como ellos son estúpidos aplican una lógica estúpida y creen que por el hecho de pagar una entrada tienen derecho a todo; y entonces insultan, lanzan cerveza y hasta objetos sólidos, sin recibir mayor castigo salvo una que otra botada del estadio de vez en cuando.
Algunos jugadores de los Tigres, que tienden a ser bien guapetones y peleones, se pasaron el profesionalismo por el forro de la entrepierna y se pusieron al nivel de estos fanáticos. Azuzados por los de (in)seguridad -que les decían que buscaran a los fanáticos y que a la hora de una pelea ellos los cubrirían para que no los sancionaran- salieron a buscarlos y se plantaron en la puerta del Home Club a esperarlos, en lo que gracias a Dios fue una eterna espera ya que nunca los consiguieron. En la patota de jugadores estaban Román García, José Rada, Francisco Buttó –que, ¡válgame Dios!, se vio involucrado hace tiempo en un asesinato-, entre otros. Dicen que inclusive trataron en algún momento de subirse a las tribunas, pero no pudieron.
Ahora bien, ¿se imaginan uds qué hubiera pasado si estos peloteros llegan a encontrar a esos fanáticos? ¡Por Dios! Una pelea peloteros-fanáticos hubiera podido generar una tragedia de incalculables magnitudes. Estamos hablando de un Universitario con más de 10.000 personas, al final de un juego como de 4 horas, con muchísima gente “entonadita” a punta de cerveza; es decir, el caldo de cultivo perfecto para que se generara una reacción en cadena que no me quiero imaginar yo como habría terminado.
Y ojo, en el estadio el control de arma para el público no es el más idóneo y si hay algo que le encanta a muchos de los peloteros son las armas y se sabe que son muchos los que están armados. Es más, aunque esto no haya salido en los periódicos, hace poco Juan Carlos Ovalles, cerrador de La Guaira, sacó un arma al final de un juego Cardenales-Tiburones y amenazó a los fanáticos. Es decir que existe una probabilidad que a la hora de una pelea de ese tipo hasta armas salgan a relucir. ¿Ven la gravedad del asunto?
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Yo comprendo que las actitudes de determinados fanáticos son realmente censurables; entiendo también que puedan lograr sacar de quicio a los jugadores; pero señores, esto no es una caimanera del Chato Candela, esto es un juego de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional, y resalto profesional porque ese profesionalismo es el que obliga a los peloteros a actuar diferente a la caterva que se mete con ellos. Ponerse a su nivel para caerse a golpes no es sólo poco profesional, es bastante irresponsable y puede traer consecuencias catastróficas. Y no es que los peloteros se tengan que calar ese tipo de cosas, no señor, para eso hay canales y por eso hay un equipo de seguridad cuya función -parece que también habrá que recordársela- no es buscar peleas sino evitarlas; es proteger a los peloteros y sacar a los que faltan el respeto.
El béisbol no puede convertirse en un lejano oeste, por eso el llamado de atención. La rivalidad Leones-Tigres está llegando a extremos peligrosos y de no ponerle coto a tiempo puede haber una tragedia. Lo estoy advirtiendo desde ahora y con bastante preocupación, porque quienes me conocen saben que soy una amante de este hermosísimo deporte y me dolería mucho que se viera manchado de sangre. Ojalá mis amigos de los medios hagan también reseña de esto para así lograr que se tomen correcciónes y evitar mayores consecuencias. Está dicho.
NOTA: Como fuentes para esta entrada he utilizado la narración del juego ayer en Unión Radio Deportes, los comentarios del gran Francisco Blavia, el programa radial El Cerrador, y parte de la reseña del juego de El Universal; así que cualquier parecido con lo allí dicho no es mera coincidencia.
El béisbol no puede convertirse en un lejano oeste, por eso el llamado de atención. La rivalidad Leones-Tigres está llegando a extremos peligrosos y de no ponerle coto a tiempo puede haber una tragedia. Lo estoy advirtiendo desde ahora y con bastante preocupación, porque quienes me conocen saben que soy una amante de este hermosísimo deporte y me dolería mucho que se viera manchado de sangre. Ojalá mis amigos de los medios hagan también reseña de esto para así lograr que se tomen correcciónes y evitar mayores consecuencias. Está dicho.
NOTA: Como fuentes para esta entrada he utilizado la narración del juego ayer en Unión Radio Deportes, los comentarios del gran Francisco Blavia, el programa radial El Cerrador, y parte de la reseña del juego de El Universal; así que cualquier parecido con lo allí dicho no es mera coincidencia.
6 comments:
Ay madrina, usted definitivamente es la reina de reinas. Se la come con estos temas. Nos deja pasmadas por aquí.
TIGRES CAMPEONES NOJODA
si de malandros se trata creo que los jugadores de ambos equipos dieron muestra que son unos malandros, monotoneros y guapetones de barrio!!
si de malandros se trata creo que los jugadores de ambos equipos dieron muestra que son unos malandros, montoneros y guapetones de barrio!!
*jajajaja tan bellas mis ni@s, pues bueno, hacemos lo que podemos ante el silencio de otros...¡SALUDOS!
*Tremendo mensaje anónimo1 jajajaja...¡SALUDOS!
*Unos más que otros anónimo2, unos más que otros...¡SALUDOS!
Muy cierto. El propio caldo de cultivo para una nueva Tragedia de Heysel versión venezolana... que jamás se repita. Viva el Fair Play.
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