La historia rosa de MARIANGEL y EL POTRO

La verdad es que aunque uno esté de vacaciones esas urracas no descansan, y a pesar que poco nos datean y nos dejan más tiempo para opinar y opinar, de vez en cuando se reportan y cuando lo hacen, ¡tiembla tierra!

Así ha sucedido con una muy internacional que voló, voló, voló, voló, voló y desde aquel día no paró, y voló, voló, voló, voló, voló, y hasta Taiwán llegó. ¿Y que hacía esa urraca en Taiwán? ¿Acaso comiendo uno de esos “fuertes” –y malucos- platos de por allá? Pues no, cumpliendo con una labor muy suya que para mi era más que desconocida: seguir a Mariangel Ruiz y el Potro Álvarez. ¿Niña y desde cuando tu andas en eso? Ay Luz Clarita, desde antes del casorio, si yo te contara lo que se. ¿Y por qué nunca me contaste? Porque nunca me preguntaste. ¡Qué voy a hacer contigo! Echa pa afuera como buena urraca.

Después de un largo interrogatorio me enteré de unas cosas, que ¡ay Dios mío quien lo diría! Pero empecemos por el principio ya que esta urraca cuasi biógrafa de la Ruiz cuenta que cuando Tulito el Feorandulero le dijo nones y la cambió por Vivi, la niña tan bella ella, entró en una depre de esas que matan y no hallaba que hacer, cuando de repente se cruza en su camino un Potro brioso, y ella ni corta ni perezosa le echó el lazo. Salieron una vez y como que le gustaba, salieron otra vez y como que le encantaba, salieron por tercera vez y ¡ay Dios mío! terminaron empiernados y la nena embarazada.

¿Y ahora? Fue lo que se preguntó cuando la prueba de embarazo dio positiva y confirmaba que tenía un Potrico en el vientre. Llamó a su Potro y este no espero que terminara la frase cuando ya estaba proponiéndole matrimonio, comprando los anillos y planeando la fiesta. ¡Qué felicidad la de la nena! Se embarazó de un hombre que aunque en el béisbol pasa por todos los equipos y es peleón y conflictivo como el solo, resultaba ser muy responsable. “¡Mira Tulito que rápido te consegui reemplazo!” fue seguramente lo que pensó la ex-Miss.

Tan, tan, tatan, tan, tan, tatan, Mariangel y el Potro hoy se casarán, tan, tan, tatan, tan tan, tatan. Llegó el día de la boda y todos felices comían perdices, hasta que a los ojos de Mariangel llegó un mensajito de texto de nada más y nada menos que Astrid Carolina Herrera la golpeada y sufrida ex del potro, que según jura y perjura la urraca, decía textualmente: “No sabes el loco con quien te casas”. ¡Plof! Creemos adivinar los adjetivos –publicables, porque nos ahorramos los otros- que pasaron en ese momento por la cabeza de la Ruiz: bruja, mala, envidiosa, vieja, me quieres dañar la felicidad pero no lo lograrás, y cosas por el estilo.

Si le dijo bruja no se equivocó, porque cual clarividente la Astrid Carolina acertó: el Potro con el pasar del tiempo enloqueció. No sabemos si golpes como el “esguince de cuello” que sufrió en la temporada pasada con los Naufragantes del Magallanes, o la monstruosa vergüenza de ver perder a su equipo el campeonato como lo perdieron ante los Tigres de Aragüa pudieron influir en su locura. Tampoco sabemos si “echarse los palos” con Pedrito Carreño en esas lujosísimas fiestas barinenses que organiza el Ministro Asesino (por aquello que “mató” a Montesinos), contribuiría con la pérdida de cordura, porque si Pedro Carreño sobrio mata gente que está viva y cree que un voyeurista Cisneros se lo bucea por el decodificador DirecTV, ¡qué no dirá paloteado!. ¡Santo Dios de mi alma pobre Potro! Así cualquiera se vuelve loco.

Lo cierto es que el Potro enloqueció y quizás comenzó a “adquerir” –como diría nuestro dilecto y letrado Presi- una doble personalidad que su esposita desconocía: la de Potro bravío e indomable. Según parece cuando asume esa personalidad confunde a su esposa con un pelotero de los Tigres de Aragüa y la trata como tal: llenándola de insultos. ¿Y qué linduras le dice el Potro? Según cuenta la urraquita que me asegura que escuchaba muy bien cuando se paraba en la ventanita de ellos, los adjetivos comienzan por bruta, estúpida, deja ese trabajo del c.., y terminan en cosas como sifrina de mier.., y paj..a. ¿Qué tal? ¡No por Dios que feo!

Le sale al Potro la opción de irse y Mariangel que se niega, ella quiere quedarse en Venezuela animando Portada´s. Dado que este no sabe de modos fue claro y tajante: así sea por las “greñas” te saco de allá y te traigo para acá. Santa palabra. Llegaron juntitos a Taiwán, lean bien, Taiwán y no Japón como dijo la prensa, Taiwán. En aquellos predios la ociosa esposita solo pudo dedicarse a su hija y a gastar la plata. ¡Ay Dios mío! Esta urraca que pareciera trabajar en un Banco Suizo dice que por andar derrochando la animadora de Portada´s quedó literalmente en la carraplana y dejó aquellas cuentas vacías, vacías.

Pero medio de aquel fastidio taiwanes sucede un imprevisto que prácticamente los expulsa de aquellas tierras. ¿Y qué pasó allí? Todo tiene que ver con la suspensión del Campeonato Mundial Infantil de Béisbol, para el cual el presi y su gobierno en solidaridad y a petición de China, le negaron las visas a los niños taiwanesitos y no los dejaron venir. ¿La respuesta de aquellas tierras? Nones con Venezuela y cualquier vestigio de venezolanidad; así que llévense a su Potro con su animadora e hija. ¿Qué tal?

Echiiiiiiitos y tan bien que les iba por allá. Total que la Mariangel después de tanto derroche llegó acá con una mano adelante y una mano atrás, y en vista que su conflictivo Potro no se la piensa dos veces para pelear con medio equipo y terminar vetado, decidió llamar a Venevisión y rogar que por favor la contrataran de nuevo, que ella no tenía problema con que la Chiqui la opacara y no la dejara hablar, que ser el jarrón chino del magazine matutino de VV era su meta en la vida y poco le importaba con tal de tener la certeza de un quince y último nuevamente.

¿Cómo les quedó el ojo, ah? Otra niña bonita que sufre y sufre en la vida. ¿Ven contertulianos que fama y belleza no son garantía alguna de felicidad? Aquí tienen la decadente historia de una Miss muy bonita y muy dulce que pareciera vivir un infierno.

Como ñapa la urraquita dice: Tiene tan mal tino para los hombres, que de jovencita perdió los estribos por uno que llamaban “El Espaturrao”. ¡Ay Dios mío!