Mi Prima Ciela, la luz que iluminó a un país (I): Así comienza esta carta

NOTA: En un principio esta carta, aparte de estar dedicada a todos los personajes de la historia, el Exiliado de la TV la escribio para un par de usuarios de YouTube con los que comentaba y seguía la novela, sin embargo se pueden sentir destinatarios de la misma todos aquellos que la vieron, pero no por eso omitimos a los dos contertulian@s youtuberos a los que se la dedicó.

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Para Santiago y Jennifer

Bueno, muchach@s... Ahora que hoy, cuando son las 10:32 p.m. del 17 de Diciembre de 2007 y acabamos de ver el último capítulo de “Mi Prima Ciela” quienes tenemos la suerte de tener cable y/o Internet, les confieso a todos ustedes que aún no puedo dejar de sentir una gran emoción por el hecho de que, por un lado, lamentablemente se terminó esta excelente historia y, por el otro, el que la misma también posee el nada envidiable hito de ser la última telenovela de lo que fue conocida durante casi cinco décadas y media como RCTV, a secas.

Por supuesto, no quiero ni voy a ahondar acerca de lo que ya todos conocemos y de cómo y por qué se llegó hasta ahí. Prefiero que sea el tiempo, quizás el maestro más sabio del mundo, el que finalmente juzgue y ponga en su sitio a lo que se merezca cada quién...

¿Saben? Les confieso a ustedes, mis querid@s cotertulian@s youtuber@s, que yo personalmente no tenía intenciones de ver ésta historia, no porque no me gustara de plano ni porque soy enemigo acérrimo y confeso de los remakes (ya que estoy -o más bien estaba- convencido de que segundas partes nunca fueron buenas) ni porque tuve la suerte de ver -en el hoy ya lejanísimo 1981- aquella hermosa pero tan corta historia llamada “Elizabeth” -y digo “tan corta” ya que en ese entonces, y para quienes no lo saben, todas las telenovelas transmitidas y/o hechas en Venezuela sólo podían durar 60 capítulos o, en su defecto, tres meses- y, aparte, tampoco vi en su momento su “continuación menor” como lo fue “Maite”.

Mi negativa fue porque, simplemente, cuando finalmente se aprobó y ejecutó la hoy -mal llamada- Ley Resorte, decidí como protesta no ver más la televisión de mi país (y, por ende, ver la de cable) hasta que -alguna vez- la misma sea derogada y, claro, en ese entonces -les hablo del 2004-, como venezolano me sentía tan desilusionado y decepcionado de cómo mi pueblo se dejó seducir por tantos sueños guajiros, como dirían en México y, claro está, terminé perdiendo el contacto con la farándula criolla y, por ende, sólo me enteraba de los cotilleos del mismo por la prensa, las revistas o los comentarios de familiares y amigos, para convertirme en una especie de “exiliado televisivo”... Y, de hecho, en otros blogs utilizo este nick, para quienes no lo saben...

Y así las cosas, llegamos al 2007 y, justo en los días en que esta historia se estaba dándose a conocer, Melissa (una compañera mía de trabajo) y George (un amigo mío), comenzaron a hablarme -cada quien por su lado- de lo maravillosa que es ésta historia y, la verdad, la vi como una telenovela más y, repito, como era un remake de “Elizabeth”, no me llamó la atención, de verdad, y, aparte, les confieso otra cosa: Cuando fue el cierre de RCTV, no tuve el valor de verlo para no derrumbarme... Y porque también sé y estoy seguro que esto es sólo temporal...

Pero bueno... Pocas semanas después, cuando el elenco salió a la calle, comencé a percatarme acerca del enorme arraigo popular que tenía esta historia, a pesar que no llegó ni al mes de transmisiones en señal abierta, pero lo que terminó por darme cuenta de ello fue un día en que, cuando iba en Metro a mi trabajo, recuerdo que en la estación de Parque del Este entraron al vagón donde yo estaba un grupo de cinco o seis jóvenes que tendían cuanto mucho 20 años de edad y me percaté que, con la única excepción de que uno de ellos tenía el cabello rizado, todos los demás se copiaban el mismo estilo de peinado del Vido y tenían sus respectivos rosarios de madera al cuello...

A lo que poco después, para ser más exacto el día en que el elenco se presentó en la Concha Acústica de Bello Monte, al salir de mi trabajo fui un cyber cercano y, por curiosidad, comencé a ver esta historia y, sí, muchach@s, “Mi Prima Ciela” hizo el milagro: Consiguió romper mi “exilio televisivo”, luego de más de 3 años...

Pero la verdad, y aunque suene un poco decepcionante para ustedes, lo que me hizo click para terminar de cautivarme no fue tanto el hecho de aquel furtivo encuentro en la calle entre David y Graciela en el cruce de las Avenidas Ciudad Universitaria con Victoria, diagonal a la iglesia de San Pedro en Valle Abajo (¡Qué escena tan hermosa!... Sin duda una de las más emblemáticas de la misma) sino por la escena entre Maite y Abel cuando ella le reclamaba airadamente por interrumpirle el paso peatonal ¡encaramándose! encima del auto, jejejejejejejejejejejeje... ¡En serio! Y no porque no soy muy romántico, todo lo contrario: Yo siempre fui muy telenovelero -lo admito y lo confieso sin ningún pudor- pero con los años y la vida dejé un poco de lado esa conducta...

Y, desde entonces, cada vez que salía de trabajar, me metía en el cyber para ver cómo seguía esta historia -ya que también en mi trabajo me bloquearon You Tube en aquella época- hasta que finalmente me “puse al día” con la misma justo a tiempo para cuando salió la señal de cable -y, de paso, seguir comentándola- y, claro está, me dejó tan impresionado ver cómo sus jóvenes y casi desconocidos protagonistas (Mónica Spear y Manuel Sosa) artísticamente hablando, así como el resto del elenco han podido sacar adelante esta historia y con -casi- todo en contra... Y, lo que me parece más importante: Fueron capaces de transmitir cosas que, en mi opinión, no debieron haberse perdido nunca como lo son el respeto, la familia, la amistad, la lealtad, la solidaridad y la tolerancia; valores que, infelizmente ya casi no existen por acá...

Y, aparte, todos terminaron dándonos una razón para no perder la fe en nuestro país, aunque suene un poco ridículo para quienes no son venezolanos o no entienden nuestra problemática, a estas alturas...

Y, además, la historia estuvo tan bien escrita y tan bien interpretada y producida que, ahora, viéndolo en retrospectiva, todos aquellos pelones de producción, vestuario, continuidad, cámaras y de argumento (¡Sí! En “Mi Prima Ciela” también tuvieron sus bemoles, aunque no lo parezca), después de todo no han sido tan graves si nos atenemos al excepcional contexto en el que fue hecha, ¿no lo creen ustedes, mis querid@s cotertulian@s?

Y por ello, cuando más se desarrollaba la trama, terminamos sintiendo a todos ustedes, mis queridos personajes, como si fueran una familia conocida nuestra de toda la vida y, en el caso particular de David y Graciela, ustedes dos eran simplemente nuestro país tratando de sobrevivir a un monstruo... y nunca mejor dicho por cierto... En especial para quienes afortunada o lamentablemente ya no están acá para terminar de recoger los vidrios rotos para cuando eso pase...

De verdad, es difícil no emocionarse a estas alturas con esa historia...

(continuará...)

El Exiliado de la TV

EL PRÓXIMO MIÉRCOLES: El Exiliado comienza a escribirle a los personajes de la novela.