Mi Prima Ciela, la luz que iluminó a un país (II): A los primeros personajes

...Y no sólo eso: De todos y cada uno de ustedes, los personajes, hemos aprendido un montón de cosas, tanto buenas como malas... Y, por ello, hoy quiero dedicarles a ustedes esta humilde carta abierta...

Quiero empezar a dedicarles unas palabras a los mayores...

En primer lugar a usted, mi querida “Abuela Subversiva”, jejejejejeje... ¿Sabe? Yo la bauticé así, Sra. Aurelia, porque usted fue la primera que nos envió mensajes subliminales en esta historia y, como lo dije antes, quiero empezar con usted por el hecho no sólo de ser ya una persona mayor (y, por ende, quien debería ser -en mi opinión- la más venerada y mejor pagada del elenco... -ejem, ejem, ejem- Y que conste que no lo digo en tono peyorativo con respecto a los demás, ¿OK?), sino también porque, aunque usted tuvo muy contadas intervenciones en esta novela, nos brindó tanta sapiencia y picardía aderezadas con un toque de ingenuidad que sólo quienes ya llegaron a la -mal llamada- Tercera Edad lo tienen...

Y usted también, Señor Roberto... Usted quien, al igual que muchos, un día dejaron su país natal para rehacer su vida acá en Venezuela pero que, lamentablemente, ese mismo país que usted amó le pagó tan desagradecidamente... Y qué lástima que, a pesar de toda su fortuna, y por culpa de prejuicios tontos que al final no conducen a nada, no pudo disfrutar de su nieta y bisnietos...

Y mucho menos de usted, Sra. Tirsa: Siempre tan abnegada y tan incondicional... Aunque un poquito regañona de vez en cuando, ¿sabe? jejejejejejejeje...

¿Y cómo olvidarse también de usted, Dr. Chacín? Mi pobre doctor... No se crea, me dio tanta lástima que usted se jubilara sin conseguir la cura para Graciela, pero en el fondo, eso trajo algo positivo: Por más que uno se quiera permanecer vigente, los años no perdonan a nadie, nos guste o no, y, en ocasiones, es mejor saber retirarse a tiempo y con dignidad para no terminar cayendo en el ridículo, cuando no creando un contraproducente vacío generacional...

Y por otra parte... Tú, Cristóbal: Sin darnos cuenta, al final tú y tu familia terminaron convirtiéndose en los grandes exiliados de ésta historia... Aunque por motivos muy diferentes, claro está.

Al comienzo, tu madre se volvió tan intransigente y obcecada por el hecho de que terminaste enamorándote de su mejor amiga... Y de verdad lo lamento mucho por usted, Sra. Camila, ya que nunca terminó entendiendo que l@s hij@s tarde o temprano crecemos y tenemos vida propia... (Bueno, quizás yo pueda decir esto con mucha facilidad porque aún no soy padre, pero así como cuando tenemos hij@s no se nos enseña a ser padres, la vida tampoco nos prepara para cuando ell@s se van, digo yo, no sé...) Y, aparte, usted, Sr. Ramón, tampoco ha hecho mucho para tratar de recomponer su familia, eso hay que admitirlo... aunque no me guste hablar mal de la gente de buenas a primeras, pero en fin...

Y después, Cristóbal, cuando conociste a Julia y terminaste enamorándote de ella lamentablemente la vida te puso otra traba más como fue la censura a tu película, hasta que el Festival de Cine en Canadá te dio la gran oportunidad que, desafortunadamente, hoy en día nuestro país ya no nos está dando a muchos de nosotros por una u otra causa... Y encima con una criatura en camino...

¡Y otra ironía más, una familia venezolana viviendo ahora en los 2 polos de América: Tú, Julia y vuestr@ hij@ en Canadá y tus padres en Uruguay!...

Y ya que estoy hablando de exiliados, también quiero hacer mención a otro personaje que también en cierta forma pasó “al exilio” como lo fue el Sr. Flavio, el papá de Abel.

Realmente, Sr. Flavio, por un lado yo entiendo (y, de paso, lamento mucho) que teniendo usted una carrera musical tan exitosa haya tenido un matrimonio tan desastroso por el mal carácter de ella y que haya conseguido a otra amante más... pero fue una lástima que al final usted no llegó a presenciar la redención de su ex esposa...

Y, sí, Sra. Azucena... Usted, siendo una resentida social como lo era y, por ello, siempre era tan altiva y tan soberbia con su trato a Tibisay e igualmente cuando conoció a Maite, y al final justamente ellas dos terminaron siendo sus más incondicionales aliadas cuando pasó lo de su divorcio, la custodia de su nieta y la bipolaridad de su hijo... ¿Quién lo diría, no?

Y ni se crean que ésta fue la única historia de redención...

¿Qué me dicen, por ejemplo, de la de Augusto Payares con Graciela?

¿O la de Sarita con Marco Antonio?

¿O hasta la misma Nancy?

Por ejemplo, los dos primeros casos (Payares y Sarita) son una prueba de que sí se puede salir dignamente de la delincuencia y la marginalidad sin usarlas como tapadera política... cuando no como carne de cañón.

Y tú, Marco Antonio, lo que es la vida, ¿no? Tú que tanto quisiste ayudar a Silvia cuando quedó embarazada de Rafael... Aunque al final, tu generosidad terminó siendo bien recompensada...

Y tú, Nancy... ¿Qué te puedo decir?... ¿Ves que como dice el refrán: “Si amas a alguien, déjalo libre: Si regresa, siempre fue tuyo y si no, nunca lo fue”? (Y, de paso, ojalá que a estas alturas ya te hayas sanado sentimentalmente y estés felizmente casada con algún colombiano, jejejeje)...

Y, por cierto, ¿ustedes no se han dado cuenta que también todos estos cuatro personajes terminaron siendo “oooootros exiliados más”, como lo parafrasearía Leopoldo Castillo?

Además, otra mención aparte en estas historias de redención merece alguien que ya mencioné anteriormente: tú, Julia, alias “la todo terreno” (o, como lo dije en una ocasión, “el perejil de todas las salsas de Mérida”, jejejejejejejejeje)...

De verdad, chica, en nombre de tod@s l@s cotertulian@s de You Tube y del mío propio, me quiero disculpar contigo públicamente por el hecho de cómo -y cuánto- te pusimos verde casi desde que entraste en escena, porque nos vendieron la premisa de que, al estar Nancy fuera de circulación, tú ibas a ser la nueva “manzana de la discordia” entre David y Graciela (incluso aún recuerdo las caras de amotinadas que pusieron Maite y Silvia cuando te encontraste en la calle al “Ojitos claros”) y, aunque la misma Graciela nunca sospechó nada, la verdad nos sentimos algo “resarcidos” cuando -sin darse cuenta- te puso los puntos sobre las íes, jejejejejejejeje... Pero al final demostraste que por ahí no iba la cosa y, como le dije a tu marido, también lamento mucho lo de tu exilio...

Además, otro detalle que, en mi opinión ha sido bastante significativo e icónico, Julia, fue el regalo que le hiciste a David y Graciela como lo fue Democracia...

Y ahora que lo pienso... ¿Qué ironía, no? Que el único sistema de gobierno que sí se puede mejorar en libertad y por consenso y con verdadera responsabilidad compartida esté representado en esta ocasión por un perro... O más bien una perra...

Lo digo porque además de que el perro es considerado como el mejor amigo del hombre, es un símbolo de fidelidad y protección y, en este caso (por ser hembra), infelizmente también tiene otro significado bastante peyorativo en estas latitudes...

Porque hay que decirlo, muchach@s: Lamentablemente debemos reconocer -aunque quizás voy a ganar much@s enemig@s con lo que voy a decir- que nosotros los venezolanos en estos últimos 25 años no hemos sabido (o querido) valorar ni defender lo suficiente nuestra Democracia y la hemos tratado entre todos como una perra (en el mal sentido de la palabra... Ya saben, la que comienza por P y tiene 4 letras)...

Bien dicen por ahí que nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde...

(continuará...)