Ay mi Portugal, pasó lo de siempre...

Comienzo a escribir estas líneas con un poco de decepción. Portugal, uno de mis candidatos sentimentales a la Eurocopa 2008 -allá nació el abuelo-, y al que veía con más chance, acaba de ser eliminado por el equipo alemán. Un equipo alemán que poco había demostrado antes, pero esto es fútbol y tradición. Los pronósticos parecen cumplirse no en base a lo que se ve, sino a lo que se hizo hace años. Alemania comienza la Euro jugando mal, no demuestra casi nada en partidos anteriores, pero lo de siempre: Alemania gana y pasa.

Cual si fuera adivina, y perdonen que me eche flores de esta manera tan descarada, quien esto escribe advirtió el sábado pasado, sobre la selección portuguesa:

“Los errores son básicamente en defensa, sobretodo a balón parado”

A balón parado, con tiros libres, así fueron dos de los goles que nos encajaron, uno de los cuales, por cierto, debió ser anulado porque Ballack empujó a Ferreira, pero esto es fútbol, los árbitros son humanos, y estas cosas pasan. El primer tanto alemán si fue “lindo y bello”, con una pared muy bien ejecutada entre Podolsky (¡ay que bello!) y Ballack, a una velocidad impresionante y con el resultado esperado.

Del lado portugués, caramba, no estuvo tan mal la cosa. Sin embargo hay algo que es determinante: el factor psicológico. Al principio se perdía 2-0, pero Nuno Gómez hizo un buen gol para un 2-1 que hacía recobrar las esperanzas al equipo, cinco minutos antes del final del primer tiempo.

Llegó el segundo tiempo y Portugal, habiendo recobrado la confianza, jugaba a lo suyo teniendo como resultado varias ocasiones de gol, la más clara para Pepe a quien se le salió el defensa y cabeceó para afuera del arco. El empate se veía cerca y hasta se olía. Peroooo, falta de Pepe, tiro de esquina, gol de Ballak = 3-1 = desesperación lusa = otro equipo. Quien haya visto el juego habrá notado que en ese momento la falta de claridad de Portugal fue total, se le acabaron las ideas, se fue la creatividad, y tuvimos una especie de anti-Portugal, que ahora jugaba a balonazo limpio, sin definición, sin claridad y sin gol.

Scolari, buen técnico al fin, hizo tres cambios bastante acertados y lo demás era esperar que funcionaran…y funcionaron pero a escasos minutos de terminar el juego. Demasiado tarde. Se repetía la fórmula pero con factores diferente: Gol de Postiga -asistido por Nani, el otro cambio- = 3-2 = esperanza lusa.

No miento si digo que los últimos 6 minutos fueron los mejores del juego. Alemania agobiada, Portugal crecido. Tensión, emoción, expectativa, y 1 gol para el empate. Parecía escucharse a Papaito Candal gritando: “¡qué nervios, qué angustia, qué desesperación!”. Cruzamos los dedos, hicimos las invocaciones de rigor, y hasta el último segundo pasaron por nuestras mentes imágenes de “la heroica” con la que Turcos eliminaron a Checos.

El reloj, inclemente, avanzaba sin pausa. La vida se nos iba en cada segundo y sólo necesitábamos una leve sonrisa de la diosa Fortuna, o una genialidad de C. Ronaldo, o de Deco, o un penal, o unos minutos de más. Todo valía hasta que, diría Jesús Eduardo Acosta: “pitó, pitó, pitó, pitó, pitó”. Se acabó el sueño, se acabó la esperanza, se fue el favoritismo, pasó lo de siempre.

Sin embargo, ¡oh consuelo de los mortales portugueses!, luchamos hasta el final, hasta el último minuto, y morimos con los tacos bien puestos. Claro que Cristiano Ronaldo, aunque colaboró con el equipo, no fue el descollante crack que esperábamos en esta Euro, que Scolari merecía un adiós de la selección por todo lo alto, que Eusebio merecía sonreír más, y que todavía estamos en deuda con el fútbol: Mejoramos, crecemos, pero nos caemos en el momento clave, ese que nos separa ser un grande consagrado del fútbol europeo, y nos deja en el mismo puesto de toda la vida.

Lo dicho, pasó lo de siempre.

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PDTA: ¡Suerte esta noche Vinotinto!

*Imágenes tomadas de las webs de los diarios Marca y As