El caso del diario Reporte: La prensa y el narcotráfico se ven las caras en Venezuela

Yo no sé si mis lectores tienen la suficiente memoria para recordar el año 1986. En esa época Colombia vivía el desgraciado apogeo del narcotráfico, y los carteles de Cali y Medellín, principalmente, se disputaban a muerte el control del país y la droga. El Espectador, uno de los dos diarios de circulación nacional de Colombia, mantenía una lucha sin tregua contra el narcotráfico y sus capos denunciando e informando de sus delitos, la cual cobró como víctima a su director Guillermo Cano Isaza, que fue asesinado por sicarios, de ocho tiros, el 17 de Diciembre de ese año en las puertas del periódico. Como a pesar de esto no se callaron y siguieron informando, tres años después un carro bomba acabó con buena parte de sus instalaciones. Así actúa el narcotráfico.

¿Por qué digo todo esto? Porque hace más de una semana acá en Caracas un grupo de sicarios asesinó de 12 tiros a Pier Gerges, Vicepresidente del diario Reporte, aunque el verdadero objetivo era su hermano Tannous, presidente del diario, cuyo carro conducía el infortunado.

El día de ayer Giselle Soares, vocera de la Junta Directiva de Reporte, dio una rueda de prensa donde habló bastante sobre el tema, y dijo que según una investigación llevada a cabo por el equipo del diario, los culpables del crimen estarían dentro de un grupo para-oficial, constituido por 5 banqueros “recientes” -¿acaso estará el narco-banquero del que habló hace tiempo el semanario La Razón?- y un empresario. Fue enfática al mencionar que el diario ha mantenido una actitud “enérgica…en cuanto a la crítica contra el narcotráfico, la banca…” y por eso la única manera de callar al diario era asesinando a su presidente Tannous Gerges.

La investigación de la que ella hablaba iba a ser publicada el día de hoy, fecha en la que Reporte reaparece en las calles luego del asesinato de su Vicepresidente, sin embargo no ha sido así. “El personal de Reporte está aterrado” había dicho en la rueda de prensa, esto debido a las múltiples amenazas que están recibiendo. Fueron esas amenazas las que impidieron que dicha investigación saliera publicada en la edición de hoy, edición que, según contó, tuvo que ser hecha prácticamente por teléfono ya que la redacción del diario se ha vuelto un sitio sumamente peligroso.

Como una terrible espiral de la desgracia, la historia parece repetirse. El poder económico del narcotráfico está haciendo de las suyas, y vuelve a encontrar en la prensa una piedrita que a punta de sangre pretende silenciar. ¿Se impondrá? Yo espero que no, sin embargo no dejo de recordar en este escrito al colega Mauro Marcano, asesinado en el año 2004 en las puertas de una estación de radio del oriente del país por sicarios del “Cartel del Sol” –así conocido por el alto grado de los militares que lo integran-, al cual había ido denunciando de forma continua. Por su crimen está preso alguien por allí, ¿acaso uno de los altos jefes del cartel? No lo creo.
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He allí mi mayor preocupación. Esta arremetida del narcotráfico agarra a la institucionalidad venezolana más debil que nunca. No es un secreto lo corrompido que está el poder judicial, lo endeble de una Fiscalía que se convence de inocencias con miradas y no pruebas, y la poca rectitud de jueces y magistrados llevados a esos cargos más por motivos políticos que por méritos académicos y personales. Esto, señores, es caldo de cultivo para el desarrollo de ese monstruo de muerte y plata que el gobierno está en la obligación de detener y combatir cuando antes por el bien de todos.

Como se puede ver, este es un asunto serio. Seguiremos informando...