So pena de intoxicar hasta el espanto a mis lectores con una dosis tremenda de fútbol -que al final termina siendo una vía de escape ante la asfixiante, atemorizante y decepcionante realidad de mi pobre Venezuela-, paso nuevamente a comentar otro partido de la Euro. Que conste que no tenía planeado hablar de ello, pero por lo increíble de la situación ésta merece tener un espacio dentro de la memoria de mi blog, ya que es de esas que poquísimas veces en la vida se repiten.
Ayer comentaba que mientras mi querido Portugal agonizaba, cruzaba los dedos y pasaban por mi mente las imágenes de “la heroica” con la que turcos les ganaron a checos, y creo que nunca mejor dicho: “la heroica”.
Croacia partía como favorita de favoritas, era superior en el papel y Turquía tenía 4 bajas importantes. ¿Lógico apostarle a los croatas, no? Comenzaba el partido y se veían dos equipos totalmente diferentes: Uno, Croacia, bastante ordenado, con todas sus líneas bien formadas, y una estructura táctica clara. El otro, Turquía, indescifrable, con jugadores que no parecían tener puestos fijos, que jugaban para todos lados, un desorden total.
A medida que corrían los minutos, el partido parecía un juego de ping pong donde a ratos la pelota pasaba a un lado y a ratos pasaba al otro. Siguieron pasando los minutos y se comenzaba a divisar cierta superioridad croata, con una buena ocasión de gol y un agujero por donde entrarle a los turcos: el centro. Sin embargo, lo que se dice claridad no había.
Así pasaron y pasaron los minutos y el partido a la par que aburrido se tornaba indescifrable. Pasó el primer tiempo, llegó el segundo, y en medio de esa “rareza” de juego lo único claro es que Turquía lograba contener con mucho tino a Croacia, más no generar ocasiones de gol. Los turcos se convirtieron en un auténtico kilo de estopa en el medio campo, en el que se enredaron los croatas, que estaban perplejos, porque lo de Turquía era una cosa rara que ni siquiera les permitía mantener marcas.
Se fue el segundo tiempo, llegó la prorroga y la extraña Turquía volvió a mutar para perplejidad de todos. Ahora era un equipo que, aprovechándose del cansancio croata, buscaba el partido, atacaba, y estaba cerca del gol. ¿Acaso cansarlos y aprovechar el tiempo extra par anotar era la estrategia? Difícil determinarlo, pero si lo era, pues bien arriesgada, porque contener 90 minutos a un equipo no es lo más recomendable. Sin embargo no llegaba el gol.
Pasó que faltando 1 minuto para que se terminara la prorroga Croacia anotó. Tremendo balde de agua fría para los turcos. El árbitro daba 2 minutos de descuento mientras media humanidad daba por descontado un final distinto a Croacia en semifinal. La señal internacional de TV se olvidaba del partido y pasaba imágenes de una celebración croata sabrá Dios donde, con bengalas, música, luces y alegría. Pagaban caro su atrevimiento los turcos, que lloraban en el campo mientras los croatas celebraban.
Sin embargo, cuando ya media Estambul tenía seguramente sus televisores apagados, faltando si acaso un minuto para el final del encuentro, en ese preciso momento donde cruzas los dedos por tu equipo, donde por tu mente pasan todas las opciones posibles, donde haces imposibles promesas al cielo esperando el milagro, cuando deseas que la perfección exista en la tierra para que todo le salga bien a los jugadores, en ese preciso instante donde por más que pienses todo sale mal, y donde los cracks pierden como nunca la puntería ¿adivinen qué pasó? Se repitió “la heroica” y Turquía anotó. Perplejidad, incredulidad, extrañeza, desconcierto. Todos nos veíamos las caras, mientras los comentaristas de la TV eran interrumpidos por el grito de gol del narrador de turno, en el momento que daban una valoración del juego y comenzaban a pronosticar lo que sería el duelo Alemania-Croacia. Los sueños se cumplen, los milagros existen, no hay nada imposible, no hay que darse por vencido, y definitivamente el juego no acaba hasta que pite el árbitro.
El resto es predecible dentro del extraño libreto que el destino le escribió a Turquía: La diosa Fortuna , no podía ser de otra manera, le sonrió en la -injusta- lotería de los penales, dándole un pase a semifinal a esta seleccion ha de ser recordada como Turquía, la heroica.
Ayer comentaba que mientras mi querido Portugal agonizaba, cruzaba los dedos y pasaban por mi mente las imágenes de “la heroica” con la que turcos les ganaron a checos, y creo que nunca mejor dicho: “la heroica”.
Croacia partía como favorita de favoritas, era superior en el papel y Turquía tenía 4 bajas importantes. ¿Lógico apostarle a los croatas, no? Comenzaba el partido y se veían dos equipos totalmente diferentes: Uno, Croacia, bastante ordenado, con todas sus líneas bien formadas, y una estructura táctica clara. El otro, Turquía, indescifrable, con jugadores que no parecían tener puestos fijos, que jugaban para todos lados, un desorden total.
A medida que corrían los minutos, el partido parecía un juego de ping pong donde a ratos la pelota pasaba a un lado y a ratos pasaba al otro. Siguieron pasando los minutos y se comenzaba a divisar cierta superioridad croata, con una buena ocasión de gol y un agujero por donde entrarle a los turcos: el centro. Sin embargo, lo que se dice claridad no había.
Así pasaron y pasaron los minutos y el partido a la par que aburrido se tornaba indescifrable. Pasó el primer tiempo, llegó el segundo, y en medio de esa “rareza” de juego lo único claro es que Turquía lograba contener con mucho tino a Croacia, más no generar ocasiones de gol. Los turcos se convirtieron en un auténtico kilo de estopa en el medio campo, en el que se enredaron los croatas, que estaban perplejos, porque lo de Turquía era una cosa rara que ni siquiera les permitía mantener marcas.
Se fue el segundo tiempo, llegó la prorroga y la extraña Turquía volvió a mutar para perplejidad de todos. Ahora era un equipo que, aprovechándose del cansancio croata, buscaba el partido, atacaba, y estaba cerca del gol. ¿Acaso cansarlos y aprovechar el tiempo extra par anotar era la estrategia? Difícil determinarlo, pero si lo era, pues bien arriesgada, porque contener 90 minutos a un equipo no es lo más recomendable. Sin embargo no llegaba el gol.
Pasó que faltando 1 minuto para que se terminara la prorroga Croacia anotó. Tremendo balde de agua fría para los turcos. El árbitro daba 2 minutos de descuento mientras media humanidad daba por descontado un final distinto a Croacia en semifinal. La señal internacional de TV se olvidaba del partido y pasaba imágenes de una celebración croata sabrá Dios donde, con bengalas, música, luces y alegría. Pagaban caro su atrevimiento los turcos, que lloraban en el campo mientras los croatas celebraban.
Sin embargo, cuando ya media Estambul tenía seguramente sus televisores apagados, faltando si acaso un minuto para el final del encuentro, en ese preciso momento donde cruzas los dedos por tu equipo, donde por tu mente pasan todas las opciones posibles, donde haces imposibles promesas al cielo esperando el milagro, cuando deseas que la perfección exista en la tierra para que todo le salga bien a los jugadores, en ese preciso instante donde por más que pienses todo sale mal, y donde los cracks pierden como nunca la puntería ¿adivinen qué pasó? Se repitió “la heroica” y Turquía anotó. Perplejidad, incredulidad, extrañeza, desconcierto. Todos nos veíamos las caras, mientras los comentaristas de la TV eran interrumpidos por el grito de gol del narrador de turno, en el momento que daban una valoración del juego y comenzaban a pronosticar lo que sería el duelo Alemania-Croacia. Los sueños se cumplen, los milagros existen, no hay nada imposible, no hay que darse por vencido, y definitivamente el juego no acaba hasta que pite el árbitro.
El resto es predecible dentro del extraño libreto que el destino le escribió a Turquía: La diosa Fortuna , no podía ser de otra manera, le sonrió en la -injusta- lotería de los penales, dándole un pase a semifinal a esta seleccion ha de ser recordada como Turquía, la heroica.
5 comments:
tienes toda la razón!! nada mejor que un partido de fútbol para olvidarse un poco del basurero en el que vivimos...bye
*No es lo más recomendable, pero en esta olla de presión en la que estamos viviendo, o uno escapa por unos segundo, o termina de explotar anónimo1...¡y vaya si para eso es bueno el fúbtol!...¡SALUDOS!
Provoca meterle un pelotazo a alguien en la cara para que se le hinche la boca y la lengua y no pueda hablar tantas gafedades los domingos.
Disculpen mi ignorancia pero por qué turquia juega en la eurocopa?
*jajajaja...en su caso será una pelota de "spalding" -no estoy segura que se escriba así- porque le encanta el béisbol, pero mala idea, para descansar un rato, no lo es anónimo1 jejeje...¡SALUDOS!
*Tranquilo anónimo2 que la ignorancia no es pecado. A pesar de tener solo 3% de su territorio en Europa, Turquía es oficialmente un país europeo, con pronta incorporación a la UE...Datos de Wikipedia jejeje...¡SALUDOS!
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