La incansable lucha de los trabajadores de EL SIGLO por la verdad

Habiendo ya narrado lo sucedido en términos legales, procedemos ahora a repasar lo hecho por los trabajadores de el siglo en tan aciagos días. Como ya era sabido a medida que transcurrían las horas de aquella infeliz noche en la que Tulio Capriles M. consumó la mayor traición a su padre, y permitió que el siglo fuera profanado por la policía de Didalco, varios trabajadores se hacían presentes. A la mañana siguiente ya se contaban por decenas los trabajadores asistentes, y tuvieron que emprender su primera batalla por la liberación de la Cherry Capriles, secuestrada junto a Fiorella Di Cera dentro del Dpto. de Avisos. Con la ayuda de los sindicalistas y un poco de presión, lograron su cometido.

Se hicieron presentes varios medios de comunicación radiales impresos y televisivos que tomaban la noticia como lo que era: el allanamiento de parte de la policía a un diario. Fueron ellos pilar fundamental para la liberación de Mary Alicia Capriles, ya que sus secuestradores comenzaron a atemorizarse al ver que en los medios se les estaba denunciando como tales, y por eso la liberaron más rápido.

Pasaba la mañana, llegaba la tarde y comenzaba a ocultarse el sol. Permanecían dignamente los trabajadores, fieles al diario en el que habían trabajado durante años y luchando en pro de un valor fundamental: la libertad. No así las autoridades, que como reseñáramos anteriormente se querían desentender del caso de la forma que fuere, tomando como leit motiv -permítaseme usar dicha expresión- el argumento de que eso era un problema familiar. Viendo, y ya intuyendo, que poco harían las autoridades, los trabajadores deciden descruzar los brazos y comenzar a protestar en la calle para llamar la atención del pueblo aragüeño. Comienzan a pintar pancartas para explicar lo que sucede, pero la noche cada vez estaba más cerca, razón por la cual se organizan para realizar una vigilia y pasar la noche en el siglo. La asistencia era bastante nutrida, y seguro desde el cielo Tulio Capriles se sentía orgulloso de la semilla que había sembrado en sus trabajadores, así como en tierra lo sentían en carne viva su hermano Manuel Capriles y su hija la Cherry Capriles.

Esta imagen habla por si sola de los sentimientos que se vivían en el siglo. Sobran las palabras.

A la mañana siguiente los trabajadores se encuentran con una ingrata noticia: Los medios reseñan lo sucedido como un “conflicto familiar”, cual si fuera esta frase una especie de maldición que los persigue y perseguirá a lo largo de tan dura batalla. Se produce un encontronazo con los reporteros de RCTV, Globovisión y Venevisión por la forma de reseñar la noticia, y se convoca una rueda de prensa con presencia de medios nacionales y regionales para explicar lo sucedido. No lograron mucho.

A todas estas efectivos de la DISIP se paseaban alrededor de el siglo tomando fotografías de todo cuando sucedía en las inmediaciones del diario, cosa que lejos de asustar, animaba a los trabajadores porque pensaban que de algún modo eso contribuiría a que se conociera la situación. Se convoca a una Asamblea de Trabajadores en la que se decide que afincarán sus esperanzas en el amparo, visto que con la inspectoría del trabajo no se logra nada, y se acuerda que asistidos por abogados de UNT irán al día siguiente al Tribunal Laboral.

Mary Mendoza viuda de Capriles mete en el siglo a todas sus amigas de la “hight” aragüeña y las hace trabajar de secretarias y recepcionistas, para que llamen a los trabajadores y los seduzcan a regresar a sus puestos de trabajo. Desde el martes se avocan con ahínco en esto, para evitar así que el amparo que introdujeron el lunes tenga efecto. Ofrecen villas y castillas, y en su ignorancia en esas labores, llaman inclusive a trabajadores ya jubilados y fallecidos.

En el ínterin de esos días se hacen presentes trabajadores de Sanitarios Maracay, Invialta y voceros de diferentes ONG, para mostrarle su apoyo a los trabajadores de el siglo.

El jueves se produce el duro golpe ya narrado con el que la juez acaba con las esperanzas de los trabajadores, y así con sus ánimos. Todo esto es aprovechado por Tulio Capriles para convocar a varios empleados haciéndoles creer que por la vía legal no tienen esperanza, y lo mejor es que se devuelvan a la empresa. Para sorpresa de todos lo apoya en la convocatoria quien fuera uno de los pupilos de Manuel Capriles: Jhonny Ozal. Sin embargo a duras pena logra que unos 20 trabajadores entren a la empresa y acepten sus condiciones. El resto se mantenía firme, con la frente en alto.

El sábado siguiente se sorprenden al ver en los kioscos una apócrifa edición de el siglo, de escasas 16 páginas, donde los ilegítimos dueños daban su versión de los hechos, difamaban los verdaderos propietarios, decían que todo estaba solucionado y llamaban a los trabajadores a la calma. Calma que tensamente se logró cuando se firma el acuerdo con el Ministerio del Trabajo el 7 de Febrero, fecha en la que se logra sacar a la policía de las entrañas de el siglo, para ponerla en sus alrededores, y se meten entonces dentro del diario a varios miembros de esa nada santa OTC, armados hasta los dientes, fungiendo de escoltas de Tulio Capriles. El grado de burla es tal, que al salir la policía, mete 15 de estos tipos, y luego puso un aviso para contratar 30 más. Así fueron las cosas.

La semana que viene publicaremos las fotos de los trabajadores en su lucha. No se la pierdan.