¡Qué te puedo decir Yanis!

(Imagen cortesía de RCTV.net)

“Quien vive de ilusiones, muere de desencanto”. El refrán usualmente usado por la abuela Farol, hoy más que nunca se ajusta a la realidad, y es que víctima de la ilusión de un país que mejoraría en manos de éste gobierno, murió Yanis Chimaras con el desencanto de que la muerte la consiguió en manos de uno de los problemas que arreglarían “dentro de poco”. Según una infidencia contada por Leonardo Padrón, el actor, furibundo defensor de “el proceso” en su legítimo derecho de escoger lo que consideraba mejor, al ser increpado en ocasiones por sus compañero acerca del problema de la delincuencia, respondía que era algo que solucionarían “dentro de poco”.

Y por desgracia no fue así. La delincuencia, esa terrible plaga que mantiene en zozobra a la gente decente de éste país, y que ha hecho disminuir considerablemente nuestra calidad de vida, al punto de vivir presos de una angustia asfixiante y una paranoia perturbadora, se llevó a Yanis. Esa mezcla de vileza, droga, falta de principios y miseria, acabó de un solo plumazo con la vida de un gran actor.

¿Qué triste, no? Uno se esfuerza, lucha, trabaja, sale adelante, hace todo lo posible por superarse, por hacer felices a los suyos, por ser feliz, y de repente, sin ton ni son, uno o varios desgraciados, destruyen todo. Destruyen una familia, unos sueños, una carrera, un futuro...en fin toda una vida, entendiendo por ésta no la concepción biológica de la misma, sino la filosófica.

¿Y las autoridades que hacen?...¡Nada! Eso es lo que le da más rabia a uno, el Presidente prefiere gritar y amenazar a quien no piense cómo él, pero con la delincuencia no se mete. El Ministro Lara actúa como una “celestina” de la misma, y la encubre diciendo que es usada por los “medios” para dañar cumbres presidenciales. El General Müller Rojas le declara en radio a Gladis Rodríguez, que la misma es producto del amarillismo de la prensa, y que es mentira que sea un problema que afecte proporcionalmente a tantos venezolanos . Y el Ministro de Interior y Justicia, prefiere “matar” a Montesinos, “espionar” por DirecTV, y decirnos a los venezolanos que no pensamos cómo él, que no nos puede doler Yanis, porque estaba con gobierno.

Así a los ciudadanos no nos queda más que implorarle a Dios. Decía en el entierro la gran María Cristina Lozada, que éste país se ha convertido en el país de “gracias a Dios”... “gracias a Dios llegué viva”... “gracias a Dios me robaron pero no me mataron”... “gracias a Dios aún puedo escribir”. Suena feo y da escalofríos, pero es así.

Como a tantos venezolanos, desgraciadamente anteayer le tocó el turno a Yanis. Su muerte me pegó y puedo decir que hasta dolió, porque aún cuando mantuve grandísimas diferencia con su forma de pensar y de proceder, eso no era motivo para que no reconociera en él un talento indiscutible, y le tuviera el afecto que un público le tiene a los actores que lo entretienen.

¡Qué te puedo decir! Dudo que en vida hayas leído este blog, y creo que de haberlo hecho no te hubiera gustado. No te culpo, opiniones opuestas en política, y algunos escritos de farándula, donde quizás me metí con gente que querías...pero así es la vida chico, podemos tener grandes diferencias, pero igual sentir el mismo afecto. No eras un santo, eras un hombre de carne y hueso, que como todo hombre comete errores y tiene aciertos, hace cosas buenas y malas. Yo prefiero recordar las buenas y obviar las malas...¿cómo para qué las voy a recordar?...Ya no estás en este mundo Yanis, espero que estés mejor donde quiera que te encuentres, y que la justicia divina se haga cargo de quienes jugando a ser Dios te apartaron de nosotros. No me quiero despedir sin darte las gracias por todo, entiéndase por todo aquellas emociones que como televidente despertaste con tu talento en alguna novela: por llegar a amarte con alguna interpretación, a detestarte con algún villano, a reírme con alguna ocurrencia, y hasta reflexionar con algún parlamento...¡Muchísimas gracias!

Chao Yanis

Descansa en paz.